Sobreviviendo en la oficina…

8 Nov

Como probablemente el 80% de la población que tiene un trabajo estable (Cifras no comprobadas pero a mi me suena que debe ser por ahí), trabajo en un edificio de oficinas haciendo algo que me permite tener suficiente tiempo libre para escribir esta entrada de blog.

Es en estos períodos de ausencia de obligaciones laborales donde también me permito el observar la dinámica cotidiana que se vive al interior de esta jungla de concreto, acero y vidrio. Si mi comparación no parece buena es probablemente porque nunca has trabajado en un corporativo/organización en México.

La cosa es así: Aquí uno tiene que sobrevivir al día a día, ganarse ciertos derechos y permanecer permanentemente atento a cualquier cosa que podría hacer peligrar la integridad de tu pellejo. Es la vida laboral en México y aquí, como diría la ley de Herodes, o te chingan o te joden.

Lo primero que se aprende es que el mundo laboral es muy parecido a vivir en la jungla o la sabana y reducirse a los instintos básicos es indispensable si se desea sobrevivir más allá del primer día.

Regla número 1: Eres presa fácil si estás solo. Quizá la regla número 1 debería ser que, en la oficina, hay varias clases de seres que la conforman; cada uno con características bien definidas y todos interrelacionados con el fin de mantener el equilibro de este macroorganismo. Cuando se llega por primera vez a la oficina lo primordial es identificarse y decidir a que grupo se puede pertenecer y una vez hecho esto se debe buscar integrarse lo más rápido posible a él. Como se descubrirá muy pronto, en la guerra encarnizada que se desarrolla diariamente en la oficina quien no tiene un grupo que le proteja está ‘frito’. Cada sitio tiene sus propios grupos pero los más usuales son:

Las divas: Normalmente suelen ser secretarias de los jefes aunque no es un grupo exclusivamente femenino, aquí entran todos aquellos cuyo poder reside en su conocimiento de primera mano de cierta información «clasificada» dada su cercana relación con el jefe. Este grupo normalmente se considera con «pase libre», o lo que es lo mismo, los que te joden sin que sufran consecuencias por ello. Imposible intentar tocarlos sin que el jefe se te vaya encima. Indispensable tenerlos como aliados e insufrible como enemigos. No se puede confiar en ellos porque guardar secretos no es lo suyo.

Los lambiscones/lamebotas/barberos: Dícese del grupo de seres sin cualidades interesantes, pocas aptitudes para sus puestos y aversión a cumplir con las responsabilidades asignadas cuya principal característica es su sobredesarrollada glándula salival que les permite ser expertos en el arte de la verborrea y la adulación. Normalmente se le ven pegados al jefe como lapas cuando este se digna a salir de sus aposentos y cubrirle de halagos. Extremadamente serviciales con cualquiera que consideren ostenta algún cargo de poder. Viven de los favores minúsculos que van recolectando de estos jefes. Grupo completamente excluyente a menos que se posea algo que pueda ser de utilidad para sus miembros. Se protegen entre ellos pero no dudan de traicionarse mutuamente dadas sus motivaciones completamente egoístas. Su principal peligro para los otros grupos es su habilidad de robarse las buenas ideas y conquistas del resto y hacerlas pasar por suyas.

El personal de apoyo: O lo que es lo mismo: Secretarias y personal de limpieza/seguridad. Grupo que es percibido (y que se autopercibe) en un rango inferior a todos los demás. Se recluyen en si mismos pero son la mejor fuente de información sobre los chismes de la oficina. Una plática de 15 minutos diaria con ellos es suficiente para ponerse al día sobre los detalles más privados de todos los demás. Se les verá reunidos cada vez que el jefe no está y son aficionados a la crítica, el chisme y el cafecito con galletas. Ganarse su estima no es demasiado difícil ya que, dado que la mayoría de los empleados los tratan con inferioridad, cualquiera que les «de su lugar» será de estima para ellos. Tenerlos de tu lado siempre es de utilidad ya que nunca te faltará el café de media mañana y accederás a información importante y con mayor rapidez que si te esperanzas en los medios «oficiales». Se sugiere prudencia con este grupo, especialmente con las cosas que se les confían.

Los soplones, acusones, chivatos: De estos nunca faltan. Aunque el 99% de los miembros de la oficina pudiera caer en esta clasificación, siempre habrá un par de elementos cuya función casi exclusiva es fungir como vigilantes autodenominados que irán corriendo con el jefe a contarle sobre las faltas de todos los demás. Casi nunca prestan atención a sus propias responsabilidades ya que están demasiado ocupados vigilando que todos los demás estén cumpliendo con las suyas. Así mismo, estos seres también gustan de criticar en voz alta todo lo que ven y compartir sus puntos de vista sobre cualquier cosa aún cuando nadie les ha pedido que lo hagan. Carecen del gen de la prudencia o el sentido común. Imposible hacerles entrar en razón. Si algún día te atrasas 5 minutos intenta no pasar frente a su puerta.

Los fantasmas/ entes / «ese de ahí»: De estos seres no se tiene mucha información, sólo se sabe que ocupan uno de los escritorios pero nadie sabe bien a que se dedican, como se llaman o incluso como se ven. Son silenciosos y sigilosos, no abandonan sus escritorios a excepción de viajes cortos y rápidos al baño o al botellón de agua purificada. Se desconocen sus rostros siempre ocultos detrás de las pantallas de su computadora donde se presume miran porno o juegan a la granjita de Facebook. No hablan con nadie pero a nadie realmente les interesa si están o no en la oficina. Completamente inocuos pero sin utilidad alguna.

El chico/chica sexy: Normalmente siempre suele haber un par. Fueron benditos por la madre naturaleza y son, sin lugar a dudas, más atractivos que el resto de sus compañeros. Lo saben. Se suele suponer que fueron contratados exclusivamente por su apariencia y probablemente es verdad, nunca han demostrado habilidad o aptitud para otra cosa que no sea usar ropa ajustada de diseñador, tacones altos y perfumes caros. Gustan de la joyería y la ostentación. Se dicen que sólo le sirven al jefe para pasar el rato aunque todo mundo sabe que han pasado «el rato» con la mitad de la oficina. Utilidad casi nula, a excepción de que se esté muy desesperado y con mucha calentura.

El nerd, matado, presumido, fastidioso: Ese que por alguna razón trabaja y nos chinga a todos los demás, en serio como si te contrataran para ser responsable! Enemigo número uno del resto de los grupos, siempre el ejemplo favorito del jefe aparentemente porque «Si Pérez entrega los informes a tiempo todos los demás deberían poder». Al que nunca invitan a las fiestas. Intenta no ser este.

Hasta aquí esta primera entrega… en próximos números analizaremos la interacción entre grupos y algunos practiconsejos para no morir en el intento de ser parte de la población económicamente activa de este país.

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