¡Soy yucateca y tengo frío!

8 Nov

Tengo frío.

Es noviembre y para los yucatecos eso también significa que es tiempo de desempolvar los viejos sueteres y abrigos que hemos tenido bien guardados en algún ropero de la casa, en bolsas de plástico negro por aquello de la humedad.

Este fin de semana comenzó a sentirse lo que el yucateco inevitablemente llamará «frío», esto es, temperaturas que oscilan entre los 15 a 17°C. Vale, ríase usted, amable lector que vive en sitios donde 17°C es una temperatura «agradable» pero debe comprender que para la naturaleza del yucateco 17°C es muy frio.

Figúrese usted vivir en un estado donde sólo existen 2 estaciones del año: Calor y lluvia. Así es en Yucatán, donde normalmente vivimos a temperaturas no menores a los 35°C. Recuerdo bien que he pasado las tres últimas navidades completamente bañada en sudor porque navidad estuvo a más de 34°C.

Aún así, los buenos yucatecos tenemos en la casa un ropero dedicado exclusivamente a la «ropa de invierno» y en cuyo interior están guardados más abrigos y prendas para climas fríos de los que podremos usar en todo el año porque la verdad es que uno nunca sabe cuando va a «haber fresco».

Además de esta obsesión casi ridícula del yucateco por coleccionar ropa que no usará más que dos o tres veces al año, otros rituales yucatecos asociados con el frío son:

Calentar el agua: Es obvio que si tener abrigos en Yucatán suena ridículo, tener calentadores de agua es probablemente el gasto más tonto que alguien podría hacer. Sin embargo, los yucatecos tan acostumbrados a la temperatura casi cercana a los 50°C con la que normalmente sale el agua de las regaderas inevitablemente tendrán que «calentar su agua» para bañarse. Mientras que en países nórdicos bañarse se convierte en algo opcional dada las condiciones climatológicas, el yucateco acostumbrado a sus dos o tres duchas diarias tendrá que recurrir a cualquier método para asegurarse que la temperatura del líquido que toque sus nobles partes esté a la temperatura acostumbrada, aún si eso involucra encender la estufa durante 20 minutos tres veces al día. Visto desde ese modo, quizá es una decisión tonta no tener calentador de agua (boiler).

Dormir la siesta: Aunque esta tradición ancestral no tiene nada que ver con la época del año o el clima, dado que el yucateco dormirá la siesta independientemente de si tiene frío o calor, estos días de clima frío propician el amodorramiento vespertino. Además, en Yucatán decir que «Este frío da sueño» parece ser un justificante socialmente aceptable para dormir un par de horas más.

Tomar café o chocolate caliente y «hacer chuc» tu francés en él: Para entrar en calor es necesario tener a la mano bebidas calientes que nos ayuden a mantener la temperatura agradable en el cuerpo. El yucateco, nada acostumbrado a las desagradables infusiones de té, elegirá el café y el chololate (abuelita) que acompañará con un pan tradicional y común en la región conocido popularmente como «pan francés».  Este pan no es dulce sino que es una especie de bolillo alargado y ligeramente salado.

El yucateco entonces procederá a remojar pedazos de este pan dentro de la bebida en cuestión, osea lo «hará chuc» y después con mucha destreza se llevará la masa empapada a la boca cuidando de no mancharse el atuendo. Este ritual suele practicarse en común con otros yucatecos con frío.

Y así, estoy en la oficina con suéter y el aire encendido, como buena yucateca que tiene frío.

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